Un año más se han celebrado las fiestas de San Sebastián en
Higuera de Albalat. En esta edición se ha abierto el baúl de los recuerdos para
tratar de recuperar esa parte de nuestra historia que guarda los mejores y más
arraigados recuerdos con la intención de abonar nuestra memoria y avivar ese sentido de
terruño que tan necesario es para sentirnos del lugar que nos ha visto crecer.
Amaneció en Higuera de Albalat después de una larga y fría
noche, dando paso a una mañana donde en
los campos reinaba la escarcha que sobrevivía a los primeros rayos del sol, para más tarde dar paso a un día
esplendido para los propósitos de los higuereños.
En las calles solitarias de nuestro pueblo, con el grajeo mañanero de los pájaros en la torre
de la iglesia y la soledad silenciosa de las mañanas higuereñas, irrumpió el
sonido de la flauta y el tambor en la plaza; cuántos años hace que no se
escuchaba por estas calles, y en especial en estas fechas, el sonido que en sus mejores momentos fue parte fundamental de estas
fiestas.
La Mayordoma, acompañada por el tamborilero y algunos hermanos del santo, recorrieron las calles frescas y desiertas de Higuera; el estruendo de cohetes y ritmos folklóricos marcados por flauta y tambor, conseguían abrir las puertas de las casas para dar la bienvenida a esta renovada costumbre.
Finalizó la procesión con la habitual subasta de brazos para introducir al santo a sus aposentos dentro de la Iglesia, procediéndose con el protocolo de costumbre, aunque menos animado que en ediciones anteriores.
Presidió la misa el antiguo párroco de esta villa D.
Antonio, acompañado de D. Francisco, párroco actual, y otro sacerdote de un
pueblo de Salamanca invitado por estos.
D. Antonio, con esa voz potente y ese ímpetu que le caracteriza, nos dedicó una homilía realizando un recorrido casi virtual por todos los rincones morales del hombre actual, sobretodo basado en las circunstancias económicas por la que muchas familias están pasando debido a la actual crisis financiera.
Finalizada la misa, la Mayordoma nos invitó a todos a degustar unos deliciosos dulces caseros que un grupo de mujeres conocidas por todos y que están presentes en todas las actividades que tienen lugar en el pueblo, se ocuparon de preparar con sus propias manos y de manera totalmente artesanal.
Dulces autóctonos de nuestro pueblo, deliciosos por cierto, y con sabor a Higuera.
Con este acto se daba por terminada esta jornada festiva, pero como dijimos al principio de este relato, era intención de los hermanos del santo recuperar viejas costumbres, y para las cinco de la tarde estaba programado realizar el baile ofertorio, algo que hace unos cuarenta años que no se disfrutaba en nuestro pueblo.
Nada más sonar las cinco campanadas, San Sebastián fue
llevado a la plaza para que presidiera el baile ofertorio y la entrega de los
panes a todos los hermanos del santo, además de proteger las manzanas que los
danzantes tenían que comprar para poder saltar a la improvisada pista de baile.
Así fue como se animó la tarde y poco a poco pudimos ver
diferentes versiones de la jota extremeña, lo que se convirtió en una bonita
forma de despedir esta jornada festiva.
Sábado 21 de enero.
Para continuar con el programa de fiestas, a las doce de la mañana tuvo lugar la misa en honor de los
hermanos difuntos de San Sebastián.
En la plaza todo estaba listo para la tradicional luminaria que se encenderia a las nueve de la noche.
Una vez encendida, todo el mundo buscaba refugio de la incipiente helada nocturna en el calor de la lumbre, además se inundó el ambiente con el olor a carne asada, lo que animó a todos a participar en una cena alrededor de la luminaria.
Para continuar con el programa de fiestas, a las doce de la mañana tuvo lugar la misa en honor de los
hermanos difuntos de San Sebastián.
En la plaza todo estaba listo para la tradicional luminaria que se encenderia a las nueve de la noche.
Una vez encendida, todo el mundo buscaba refugio de la incipiente helada nocturna en el calor de la lumbre, además se inundó el ambiente con el olor a carne asada, lo que animó a todos a participar en una cena alrededor de la luminaria.
Después la fiesta continúo en la nave del Ayuntamiento con Susi y Luis, que nos ofrecieron su repertorio musical en una verbena hasta altas horas de la madrugada.
Domingo 22 de enero.
Como colofón a estos días de fiestas y siguiendo el protocolo establecido hace ya unos años, el Ayuntamiento dispuso una rica paella que se disfrutó en los alrededores de la nave municipal, a pleno sol y en buena compañía.
Como colofón a estos días de fiestas y siguiendo el protocolo establecido hace ya unos años, el Ayuntamiento dispuso una rica paella que se disfrutó en los alrededores de la nave municipal, a pleno sol y en buena compañía.
Un año más los Higuereños han podido disfrutar con normalidad de sus costumbres y sus gentes, hemos tratado de recuperar parte de nuestras tradiciones, hemos disfrutado de familiares, amigos, paisanos y personas de pueblos vecinos que nos han visitado y hemos despedido a San Sebastián hasta el 20 de enero de 2013.
T. González
Como siempre estupenda la narración de las fiestas de San Sebastian, si he de poner una pega es que te has excedido en lo de la riquísima paella, digamos que se podía comer sin más.
ResponderEliminarBueno quizás tengas razón, digamos que nos la comimos con mucho gusto.
ResponderEliminar¿Rica paella? ES LA PEOR PAELLA QUE SE HA PODIDO COMER EN LAS FIESTAS DE SAN SEBASTIAN. Estaba asquerosa. Y... ¿paella? Era arroz con conejo y judias congeladas. Menuda verguenza....
ResponderEliminaranonimo, el proximo año si quieres la haces TU, y si no te vas a un restaurante que desagradecidos esta el mundo lleno.
EliminarUn saludo para tod@s
la verdad es que estaba mala no lo siguiente lo que hay que procurar es hacerla mejor y saber coger las criticas que habeces son contructuvas
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