jueves, 1 de enero de 2009

DE MONTERIA EN HIGUERA DE ALBALAT

El pasado día 27 de Diciembre asistí a una montería en Higuera de Albalat, acompañando a mi buen amigo Pedro Jiménez, un cazador que se horneó cuando la sociedad de Cazadores Cerro Cepillo estaba plena de gente del pueblo, aportando bondad y saber hacer a esta actividad, (aunque luego en el “puesto” no tiene demasiada suerte, o el corazón se le dispara demasiado pronto cuando llega el momento de templar los nervios.)

Empezó la mañana fría y húmeda, el personal llegaba abrigado y con entusiasmo a la zona de reunión, una nave acondicionada para este evento, la mesa de dirección de la Montería ya estaba preparada, así como el plano de la finca que se monteaba hoy, LA SOLANA DEL CORCHO, quizás la mejor mancha del coto de Higuera.


Los más madrugadores estaban degustando un suculento plato de migas, que las señoras Clementina y Justa se habían esmerado en preparar y que las servían con agrado y simpatía, esta vez con
torreznos, pimientos y chorizo frito, acompañado de un vino de pitarra, buen café, copa y dulces navideños para quien gustase, buena conversación de lances anteriores, y sobre todo recopilando información de la mancha, su situación, que se puede cazar, si hay reses o no, etc. etc.


En un momento determinado parece que todo el mundo se puso en marcha y empezó el movimiento; La dirección de la Montería había abierto la urna para el sorteo de los puestos, y esto supone el inicio real del acontecimiento
, ya con el puesto en mano la suerte está echada y las opiniones de los expertos y conocedores de la mancha cobran fuerza.
También en este momento adquiere protagonismo el original "PLANO" de la mancha que la directiva tiene preparado, visitándole todo el mundo para tomar contacto con el postor y los compañeros de armada, situándose en la finca para recabar todo tipo de
información a cerca de la operativa que se va a desplegar y tener una mínima idea de sus posibilidades, aunque luego la cosa sea todo lo contrario de lo que se tenía previsto.




A eso de las 10:30 h. todo el personal estaba preparado e inquieto, sabiendo que pronto empezará la fiesta, incluidos los otros protagonistas de este evento, "los perros".
A eso de las once, el director de la montería, en este caso Matías, daba todas la indicaciones y normas de conducta a seguir, comunicando que se podían cazar venados, jabalíes, muflones y una cierva por puesto.









La armada que nos había tocado era de las primeras en salir, por ser de las que estaban situadas en el cierre de la mancha. Dejamos los vehículos a una distancia prudencial y nos dirigimos con todos los enseres hacia ella, esta tenía ocho puestos, (para mi gusto muy distanciados unos de otros), se cubría una zona bastante amplia para ser una armada de cierre; teníamos el aire a nuestro
favor y no había peligro con otros postores, lo que haciendo balance de las circunstancias lo teníamos bien para ser protagonistas de algún lance interesante.





Pedro era el postor y el responsable directo de dar las indicaciones una vez más, a todos los monteros: Su colocación, ver con ellos el campo de tiro, analizar el terreno y la situación del siguiente puesto y sobre todo advertirle de que tengan en cuenta todas las precauciones posibles para prevenir cualquier tipo de accidentes.


Una vez que llegamos a nuestro puesto, analizamos el terreno y los posibles escapes de cochinos y reses, la mejor situación para el disparo y un rápido análisis del campo de tiro.
Estábamos en la costana de un cerro, teníamos la pared de una cerca como límite de la mancha y a unos escasos doscientos metros una
alambrada, al otro lado del cerro estaba situado el puesto anterior, y nuestro puesto era el último, con lo que el peligro era muy escaso y las circunstancias adecuadas para encontrar una buena posición de tiro, aunque con bastante monte a nuestro alrededor que se salvaba subiéndose a la pared.


En cosa de diez minutos estábamos colocados, pero mi amigo Pedro un
poco impaciente, no esperó mucho para sacar la merendera, dando cuenta del pan, torreznos, queso y demás bondades que seguro había preparado Emiliana, su madre, y disfrutando de un buen día de campo y caza: una vez que terminamos con las viandas, nos acondicionamos para hacer frente a lo que nos llegara, cosa que ocurrió al instante y que no sabremos nunca qué pasó muy cerca de nosotros, ya que lo único que oímos fue una piedra de la pared que se movió y más tarde dos perros por el rastro, pero sirvió para que a partir de este momento pusiéramos los cinco sentidos en alerta.
El día se estaba poniendo feo por el viento y la lluvia y en estas circunstancias se presentó la primera ocasión con una cierva que nos entró a escasos veinte metros por nuestra derecha; Pedro, que no estaba muy convencido de quererla tirar, la dejo pasar y al poco rato entraron otras dos más pequeñas, y detrás un hermoso vareto con escasa cuerna y en la mejor posición de tiro que nunca había soñado mi colega para este puesto, con lo que las ilusiones de que hubiera sido un venado con trofeo se convirtieron en lamentaciones.
A partir de este momento la Montería estaba en pleno apogeo y no pudimos bajar la guardia, cuando no tiraban en frente de nosotros, lo hacia él de al lado o los de nuestra armada, y las ladras de las rehalas eran continuas e intensas en la solana.
Con una lluvia poco copiosa, pero constante y fría, Pedro subido en la pared y cada vez con mas frío por su poca previsión con los abrigos, me hizo señas porque algo se había movido cerca y venía hacia nosotros con bastante rapidez, y a eso de
unos diez metros y por la derecha apareció una corza que también dejo pasar con desespero y lamentaciones, aunque le dio poco tiempo, ya que a los pocos minutos oímos cerca una ladra bastante intensa, nos pusimos en guardia y al instante teníamos una cierva cruzándose a la carrera, esta vez no dudo, y de un certero disparo en el cuello, la abatió.
Esto no fue muy satisfactorio desde el punto de vista del cazador, ya que abatir una cierva tiene poco merito, pero hoy teníamos permiso y algo era algo; En estas estábamos, yo regresando de ver la res y a unos tres metros de mi compañero, observo que este se encara el rifle y dirigiendo la mirada hacia ese lado veo un “guarro” bastante bonito parado delante de nosotros, a cinco o seis metros, “y mi querido Pedro sin disparar”, no me quedó otra que decirle lo más sutilmente “ dispárale” “dispárale” y este “ que no le veo”, se arranca el guarro, le dispara y se fue con vientos frescos. Que desilusión, lamentaciones y reproches por mi parte y un poco de
cabreo por como se habían desarrollado las cosas.
Hay que decir que Pedro actuo como un auténtico montero, esperando a visualizar la pieza antes de disparar, norma que es prioritaria para cualquier persona que se llame cazador, aunque se corra el riesgo de perderla como fue nuestro caso.

Entre lamentación y lamentación fue pasando el tiempo y se empezaron a oír las voces de los perreros, esto nos indicaba que era un momento importante para nosotros y al mismo tiempo nos indicaba el final de este día cinegético.


Aparecieron Rubén y Vareta, los rehaleros de Higuera, y después de saludos y comentarios, nos ayudaron a sacar la cierva hasta el puesto y continuaron de vuelta a la suelta para recoger todos sus perros, nosotros esperamos media hora más y nos dispusimos a regresar y recoger a todo el personal de nuestra la armada.

El puesto contiguo a nosotros había abatido una cierva y un venado, este no era muy bueno en cuanto a trofeo, pero los monteros estaban contentos, también había un navajero regular y otra cierva, se podría decir que en esta armada se había cumplido con las expectativas.
Todo el mundo colaboró en recoger la caza y cargarla en los vehículos para regresar al pueblo, dispuestos a dar cuenta de una excelente sopa de fideos y un buen plato de magro guisado, postre, c
afé y copa, anécdotas, algunas quejas y lances imposibles, como el de Isain que después de abatir un cochino, vuelve a cargar la escopeta y el cochino que se levanta y se va como había venido, y claro, Isain se quedaría con una cara de bobo para haberle hecho una bonita foto de recuerdo.












Lo siguien
te era ir a ver el resultado de la jornada de caza al lugar donde se deposita esta para su preparación y reconocimiento por los veterinarios.



No estuvo nada mal, yo conté cinco o seis cochinos, pequeños todos, exceptuando uno o dos un poquito mejores, dos o tres venados, uno regularcito, y siete u ocho muflones, además de bastantes ciervas.
Después conversación y copas en el bar, algunas anécdotas curiosas, otras imposibles, algunas fanfarronadas, falsas verdades, bonitas fantasías y mucha amistad, concordia y disposición para una próxima jornada cinegética en
Higuera de Albalat.




Reportaje enviado por Tarsicio González para unamasuno

6 comentarios:

  1. Tarsicio, felicidades por el reportaje.
    Luismi,felicidades a ti tambien.

    Paco, el de Morucho.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Paco, me alegro que te guste el relato,si se puede colaborar en enseñar cosas de Higuera, a mi me parece bien.
    A Luismi,felicidades para ti y haber si hay alguien más que colabore mostrando cosas de HIguera.
    Ya nos han puesto el cartel de san Sebastian, ya veremos si podemos ir." gracias Ana"
    Tarsicio

    ResponderEliminar
  3. GRACIAS A TODOS LOS QUE CON ESTOS REPORTAJES NOS AYUDAIS A ESTAR SIEMPRE UN POCO MAS CERCA DE NUESTRO PUEBLO Y NUESTRA GENTE.
    TAMBIEN QUIERO DAR GRACIAS A PACO
    POR LA PAGINA DEL PUEBLO QUE NOS HA MONTADO PARA PODER DISFRUTAR DE LO NUESTRO.
    UN ABRAZO PARA TODOS MIS PAISANOS.
    JOSE MARI BARCELONA
    ESTO HACE QUE LA DISTANCIA SEA MUCHO MAS CORTA
    GRACIAS

    ResponderEliminar
  4. Feliz año Jose Mari!
    Quiero agradecerte ese detalle que as tenido hacia mí como creador de este blogg (unamasuno),pero lamento decirte que no soy yo el autor o creador del mismo.

    Paco, el de Morucho.

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno el reportaje, sobre todo porque estaba viendo todo lo que estaba pasando en el puesto, la cierva, el vareto, el guarro...,
    Aprovecho para agradecer a unomasuno por como está llevando este blog, mostrando aquellos momento que a todos los higuereños nos resultan agradables, haciendo que nos sintamos más cerca de Higuera y de su gente. Sin olvidarnos que el día a día es otra historia, por esos todos los esfuerzos que se hagan tanto desde el Ayuntamiento como desde la AHA, o diferentes asociaciones y personas, son necesarios para intentar de algún modo solucionar el problema de despoblamiento de nuestro pueblo; necesitamos que esos momentos que se reflejan en este blog continuen repitiendose.
    Pertenezco a la AHA pero reivindico un esfuerzo común, sin malos rollos.
    Saludos a todos los higuereños.

    ResponderEliminar

Gracias por tu colaboración.

Buscar en este blog