Como cada año se inicia el verano con la llegada al pueblo en el mes de Junio de niños y jóvenes estudiantes, además de algunas personas mayores, esto produce un efecto placentero entre los habitantes habituales, notándoseles el deseo de ver actividad y alegría por las calles.
Se forman corros de gente tomando el fresco por las noches en las zonas más comunes de cada barrio, (dar un paseo nocturno después de cenar se convierte en sucesivas paradas en cada uno de estos corros, manteniendo saludos, conversaciones, información de parientes, amigos etc., esto es una forma de realzar las relaciones, aunque solo durante unos pocos días al año, pero que sin embargo es otra manera de mantenerlas en el tiempo.
Con el inicio del mes de Agosto, la llegada de Higuereños es masiva, la actividad es frenética en los diez primeros días, en los que transcurren las populares fiestas del Emigrante, con todo tipo de eventos organizados por la COMISIÓN DE FIESTAS, que cada año se encarga de que estos días sean participativos, alegres y de disfrute para todos, consiguiéndolo cada año por el empuje y unión de todos los Higuereños que con el paso de los años han consolidado esta forma de trabajar bajo la bandera de la unión, la colaboración y la amistad.
Ahora toca la visita obligada a las fiestas de nuestros vecinos, Casas de Miravete y Romangordo, disfrutando con ellos de sus fiestas.
Este pequeño análisis de sensaciones vividas en mi pueblo durante el vearano parece idílico, y en realidad lo es, pero también esconde una realidad que me gustaría reflejar brevemente, y es que a partir de septiembre se quedan poco más de sesenta personas luchando por mantenerle vivo, cosa que seguro no resulta fácil, pero que actualmente se percibe con bastante notoriedad como llega a su fin un modelo que aunque solo sea por el paso del tiempo, resulta caduco y poco efectivo para la supervivencia de pueblos que se están quedando sin habitantes, como ocurre con Higuera de Albalat.
Higuera necesita de ese espíritu de la comisión de fiestas del que hablábamos anteriormente, para superar las dificultades en las que le están metiendo el paso del tiempo, la poca eficacia de sus gestores políticos, sus métodos caducos, y su falta de criterio a la hora de analizar la realidad social, además de las dificultades que ya de por si tienen los pueblos que como el nuestro, carecen de un presupuesto adecuado para superar con inversiones este proceso de despoblación.
Seguro que los Higuereños sabremos superar esta situación que se nos avecina, y poder seguir disfrutando de nuestro querido pueblo por muchos años, Higuera de Albalat.
T. González
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